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Problemática I: Falta de apoyo familiar en el proceso de enseñanza - aprendizaje provoca deficiencias en el normal desarrollo escolar de los niños.

Se ha iniciado un nuevo semestre de práctica y con ello, la posibilidad de conocer la realidad de otro colegio.  Éste año he podido compartir con el Segundo año B del Colegio Niño Jesús de Lota que es un excelente curso, con estudiantes proactivos, respetuosos, con buenos valores y preocupados por su aprendizaje.  Me siento afortunada de poder colaborar con ellos en sus clases de lenguaje y comunicación, religión y ciencias naturales de los días lunes y de tener una profesora guía con excelente trayectoria y experiencia en el aula.

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      No obstante lo anterior, en el transcurso de la Práctica Progresiva II pude observar un problema que al principio pensé que era un hecho aislado, sin embargo se transformó en una preocupante conducta repetitiva a lo largo del semestre.

Cada lunes en el desarrollo de las distintas asignaturas, varios estudiantes respondían a preguntas sobre los contenidos, materiales de la clase o responsabilidades otorgadas con anterioridad con frases como “No traje el cuaderno o libro”, “Se me olvidó hacer la tarea”, “No traje el trabajo”, “Se me olvidó que la prueba era hoy” o “No estudié para la prueba”.  Ésta situación impedía el normal desarrollo del proceso de enseñanza en las diferentes clases, pues los niños se atrasaban o corrían el riesgo de bajar las calificaciones en evaluaciones sumativas.

Siempre me llamó la atención que fuesen los mismos estudiantes quienes tenían estas conductas disruptivas, que involucran a los siguientes actores:

  • Profesora: Es quien ve entorpecido su proyecto educativo con estas conductas disruptivas, debiendo buscar estrategias alternativas para que los niños no queden atrasados y en ocasiones, dar plazo adicional para entrega de trabajos atrasados. Para ella el tema es complejo, pues si bien es un Segundo Año Básico, es fundamental establecer una rutina o hábito de estudio y fomentar valores como la responsabilidad desde la primera infancia, acciones que no ha logrado en un 100% con el curso.

  • Estudiantes afectados: Son quienes llegan a clases sin sus materiales, trabajos u obtienen bajas calificaciones producto de la falta de estudio. Cabe señalar que son solo algunos estudiantes, un grupo no superior a 5, de los 36 niños que componen el curso, es decir, solo un 14% de los estudiantes, pero que de igual modo, es causa de preocupación. 

  • Padres y apoderados: Son quienes tienen un rol fundamental en el proceso educativo de sus hijos y que en ésta problemática, no están cumpliendo con la labor de inculcar en sus casas diversas actitudes, valores y hábitos que ayudan al logro del aprendizaje escolar, no se observa apoyo, contención ni motivación de su parte. 

  • Psicólogo: Es quien estando al tanto de la situación, debe generar las acciones necesarias con el fin de revertir la problemática, en favor de los estudiantes. 

  • Encargado de orientación: Es quien en conjunto con el psicólogo y la profesora debe generar diversas estrategias para apoyar y contener a los estudiantes, procurando que siga con normalidad su proceso de enseñanza – aprendizaje.


 En cuanto a la problemática en general, Rolando Martiñá (2003, p. 12) señala que “la escuela y la familia son las dos instituciones que a lo largo de los siglos se han encargado de criar, socializar y preparar a las nuevas generaciones para insertarse positivamente en el mundo social y cultural de los adultos. Siempre han colaborado de algún modo y hasta hace pocas décadas, aunados por una especie de alianza tácita acerca de cuál era la mejor manera de llevar adelante a los niños. Hoy por múltiples razones, esa alianza está bastante alterada, pero justamente por eso, sería realmente absurdo que no colaboraran, especialmente cuando el proceso se ha complejizado mucho y se ha vuelto prácticamente imposible de conducir por una de ellas sin contar con la otra. O, peor aún, enfrentada con ella.”


Siguiendo ésta misma línea, Brunner y Elacqua (2004) señalan que “cuando los padres, los profesores y otras personas de la comunidad trabajan en conjunto, los niños aumentan sus aprendizajes y tienen una actitud más positiva hacia la escuela. La familia y la conjunción de los distintos componentes asociados a ésta, tendría una influencia de entre un 40% a un 60% sobre los logros escolares.”

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO (2004, p.23) “los primeros educadores de los niños y niñas son las madres y los padres. El espacio de aprendizaje por excelencia es el hogar, el barrio, la comuna, la ciudad. El Jardín Infantil, la Escuela y el Colegio vienen a continuar y a fortalecer con su conocimiento especializado lo que la familia ha iniciado y continúa realizando. En la institución escolar, los niños y las niñas están prestados para que los docentes preferentemente potencien y enriquezcan lo que ya han aprendido.”


     En resumen y a modo de conclusión, para revertir situaciones como la descrita, es fundamental crear conciencia sobre la importancia del apoyo constante y sistemático de la familia en el proceso de enseñanza – aprendizaje de los niños, sobre todo en la primera infancia.

      Hoy en día es muy común el alto grado de despreocupación e indiferencia de parte de los padres y apoderados, quienes se ausentan de ésta etapa en la vida de sus hijos, no asisten a las reuniones de apoderados ni se involucran en el aprendizaje, apoyándolos y motivándolos para que terminen satisfactoriamente su educación formal.

      Considero que éste fenómeno es transversal y no tiene que ver con el poder adquisitivo o económico de las familias, sino más bien creo que es un tema cultural. Si no se logra comprender la importancia de entregar a los niños una buena educación y se toma con responsabilidad este desafío con el fin de otorgar a los niños y niñas las herramientas necesarias para desenvolverse en la sociedad y terminar satisfactoriamente su etapa escolar, difícilmente se podrá mejorar y avanzar positivamente en la lamentable situación descrita, que sin duda provoca perjuicios a corto, mediano y largo plazo en los estudiantes.

     Necesariamente, es un desafío que se debe asumir de manera integral, sumando a todos los actores descritos en ésta problemática, con el fin de encontrar soluciones concretas y pertinentes en beneficio de los estudiantes.




Referencias bibliográficas:

Brunner J. & Elacqua G. (2004). Factores que inciden en una educación efectiva. Evidencia internacional. Recuperado de http://ww2.educarchile.cl/UserFiles/P0001/File/Factores%20q%20inciden%20en%20una%20educacion%20efectiva_2004.pdf

Martiñá, R. (2003). Escuela y familia: Una alianza necesaria. Editorial Troqué. Argentina.

UNESCO.  (2004). Participación de las familias en la educación infantil latinoamericana. Recuperado de http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001390/139030s.pdf


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